miércoles, 23 de agosto de 2006

Pequeñas historias vol 2.

Namber Tú - "el 80 y mil"

Vendria siendo tipo octubre del 86, y el pequeño cadaver recien con 5 años de muerto, descubre en el estudio de la casa aquel botin tan preciado por todo infante: todos los juguetes que iban a recibir el y su hermana en la proxima navidad. La curiosidad mató al little rasta, y este rogó y jodió la vida a mamá hasta que ella a regañadientes acepto que el niño abra sus regalos 2 meses antes de navidad.

Asi que en una tarde de octubre abrio su set de Micro Machines que habia pedido desde hace rato y jugo con ellos y su microscopica pista hasta hartarse.

Llega un 24 de diciembre con su respectivo pavo horneado, y el niño ingenuamente espera nuevos regalos navideños, con la esperanza de que sus padres no lo dejarán con las manos vacias en noche buena. Error de cálculo.

Por suerte la tia buena gente le regala al pequeño cadaver un libro acerca de Mickey Mouse en su busqueda por un perro. La madrina de rigor le da un calentador celeste claro con lineas amarillas no muy bien combinadas y el regalo que parecería poder salvar la noche: un G.I. Joe flamante. El primer regalo en ser jugado es, porsupuesto, el G.I. Joe con su arsenal de armas y equipaje guerrillero; la diversion parece estar presente hasta que el destino mueve nuevamente sus hilos. De tanto movimiento continuo de simulación de combate, G.I. Joe decide que es suficiente castigo por una noche y prefiere suicidarse rompiendo la liga que lo mantiene unido por la cintura.

Bracitos, piernitas, la clasica cadera media cuadrada y un busto vuelan por los aires y el unico regalo interesante de aquella navidad se destruye en menos de diez minutos de ser jugado. Un ligero ataque de ira ataca a marley junior en el instante y sin poder contenerse grita a todo pulmón:

"Odio este estúpido libro y ya tengo ochenta y mil calentadores!!!!"

Al instante corre a cualquier cuarto distante a berrinchear en soledad. Minutos despues, su padre esta intentando consolarlo arreglando a G.I. Joe con una liga de bincha de esas con bolas de plastico durisimas.

G.I. Joe nunca volvió a ser el mismo. El libro de mickey no era tan estúpido y meses después le agarro cariño. Al calentador celeste con rayas amarillas numero ochenta y mil jamás se lo puso en su vida.

Desde aquel dia, cada vez que cierto tio le saluda le dice "que mas ochenta y mil!?".


4 comentarios:

LA Gaby dijo...

La historia desde el otro lado... desde los ojos de la madre:

Yo pasé ahorrando mis lunchs en el colegio por alrededor de 2 meses para poder comprarle a mi hijo un increíble y tuco Max Steel (el G.I. Joe del 2000) Fui a la juguetería y compre el más tuco, el más bacán, el más de los más!

La noche en la que se abrieron los regalos, yo corrí feliz donde mi pequeño y le dije: "mira lo que te compró la mami!!!!"
El pequeño rajo en pedazitos el papel regalo, y cuando encontro a Max Steel dentro de la caja... Se decepcionó.
Y han pasado casi dos años después de eso, y el pequeño nunca ha jugado con Max Steel!!! :(

MM dijo...

Pero si a Max Steel se lo veia toda una bestia pues, que le pasa a su hijin? Hasta a mi me daba ganas de tener uno y yo ya viejote, jejeje.

Lo mas triste es la cantidad de papas fritas batracias y sanduches colegiales que se perdieron en la buena accion materna. Eso sin contar los limones con sal de la salida que nunca fueron chupados en pro del ahorro.

LA Gaby dijo...

uta! esas papas fritas del bar de mi colegio eran de lo más grasosas y asquerosas!!! pero que buena mayonesa!!! y habia como ponerles una nota hecha de tomates y cebolla...mmmmmmmm.... Pero en mi cole estaban prohibidos los limones con sal!! Decían que te dañaban los dientes! (y confirmado por mi madre odontóloga!)

Sabes de que si me perdí por ahorrar??? Del delicioso chochos con chulpi de la señora de la esquina del Tambo Real!!! q iras!!!!

Unknown dijo...

La navidad no es la misma desde que descubri que mi mami era el banco de santa claus, del niño dios y los orientales reyes magos... Nunca! Nunca! Nunca! Me dieron la pista de los Hot Wheels, ni a Chitara de los Thundercats, solo recibía la rosada muñeca de Matel! Que iras!